Debido a que la blockchain es descentralizada e inmutable, todos pueden confiar en un contrato inteligente que se ejecute en ella.
Por ejemplo, se puede describir un contrato en el que al comprar una canción en iTunes, el valor se distribuya inmediatamente con ciertos porcentajes (digamos 30%, 30%, 40%) entre 3 partes predeterminadas (por ejemplo, Apple, la discográfica y el artista). Los servicios de streaming y las discográficas podrían sincronizar sus sistemas de pago con la base de datos y enviar regalías automáticamente, y los artistas podrían confiar en que se les está pagando lo que se les debe.
Una capacidad interesante, ya disponible en la blockchain de Bitcoin, es una dirección multifirma (o "multisig" para abreviar) que divide la propiedad entre múltiples partes (como una caja de seguridad que necesita más de una llave para ser abierta). Incluso si una banda se separa o sus miembros tienen un desacuerdo, cada miembro aún tendría que dar permiso para que cualquier contrato sea modificado, asegurando que ningún miembro pueda manipular los pagos de regalías. Una de las mayores batallas será conseguir que los artistas y titulares de derechos se suban al tren de la blockchain. Wallach admite que esto probablemente no sucederá de la noche a la mañana, y predice que pasarán al menos diez años antes de que la adopción sea generalizada.
Sin embargo, una vez que la información se esté subiendo ampliamente, la blockchain proporcionará metadatos precisos para que todos los vean, y transferir pagos y derechos de autor será tan rápido y fácil como enviar un correo electrónico. Los pagos serán transparentes y eficientes, y también fáciles de usar.